Has tenido una carrera exitosa. Años de esfuerzo, ascensos, reconocimiento… una trayectoria de la que sentirte orgulloso. Y ahora, con más de 50, la idea de emprender te ilusiona, pero hay un fantasma que te persigue: el miedo al fracaso y, peor aún, al «qué dirán».
Es completamente natural sentirlo. Después de una vida construyendo una imagen de competencia y éxito, la idea de dar un paso en falso y que tu familia, amigos o antiguos colegas te vean «tropezar» es aterradora. «¿Cómo voy a explicarles que mi gran proyecto no funcionó?», te preguntas. La presión social es una carga pesada, una expectativa autoimpuesta o impuesta por tu entorno, que te susurra: «No puedes fallar ahora».
El miedo a decepcionar a tu familia es, quizás, el más doloroso. Tus hijos, tu pareja… ¿Qué pensarán si ven que inviertes tiempo y dinero en algo que no despega?
Esta presión, real o imaginaria, puede ser un freno poderoso. Te lleva a dudar de tus ideas, a procrastinar y, en el peor de los casos, a abandonar un sueño antes de siquiera intentarlo.
Desafiando al «Qué Dirán»
Aquí te propongo algunas claves para silenciar esa voz y atreverte a dar el paso:
- Redefine el Fracaso: En el mundo del emprendimiento, el «fracaso» rara vez es un final. Es una lección, un pivote, una oportunidad para aprender y mejorar. Thomas Edison dijo: «No he fracasado. He encontrado 10.000 maneras que no funcionan». ¿Te imaginas si hubiera temido al «qué dirán»?
- La Importancia de la Perspectiva: Tus seres queridos, si realmente te aprecian, valorarán tu valentía y tu determinación, no el resultado final. Explícales tu visión, tus motivaciones y que este es un camino de aprendizaje. Su apoyo es tu mayor activo.
- Tu Legado es el Intento: Al emprender después de los 50, no solo buscas un negocio; buscas propósito, vitalidad y dejar una huella personal. Tu legado no será si el negocio fue un unicornio, sino si tuviste el coraje de perseguir una pasión y demostrarte a ti mismo y a los demás que la edad es solo un número.
- Céntrate en el Proceso, no Solo en el Resultado: Disfruta el viaje, las pequeñas victorias, los aprendizajes. Cada paso te enriquece.
No dejes que la sombra del «qué dirán» apague tu espíritu emprendedor. Tu experiencia es un superpoder; tu resiliencia, tu mayor activo. Atrévete a escribir tu propia historia, una donde el coraje de intentar brilla mucho más que cualquier miedo al fracaso. ¡Tu momento es ahora!
Rédigo Pernía

