El mercado actual, impulsado por la tecnología y la globalización, parece girar a una velocidad vertiginosa. Para emprendedores de más de 50 años, es común sentir que no se puede seguir el ritmo, que las tendencias cambian antes de poder comprenderlas y que las expectativas de los clientes son un blanco móvil. Este temor a la velocidad de los cambios del mercado es una preocupación real, pero también una que puede transformarse en una ventaja competitiva.
Es cierto que el ciclo de vida de los productos y servicios se ha acortado, y las estrategias de marketing que funcionaban hace una década hoy pueden ser obsoletas. La aparición constante de nuevas plataformas, la demanda de personalización y la influencia de las redes sociales pueden hacer que uno se sienta desfasado. La sensación de que «cuando ya me adapté, todo ha vuelto a cambiar» es una frustración comprensible.
Sin embargo, tu edad te otorga una perspectiva única y un conjunto de habilidades que son invaluables en este entorno dinámico. Has sido testigo de múltiples ciclos de cambio a lo largo de tu carrera. Has visto tendencias ir y venir, y has aprendido a discernir entre lo efímero y lo que tiene un impacto duradero. Esta capacidad de ver el panorama general, de entender las raíces de los cambios y de no reaccionar impulsivamente, es una ventaja significativa.
Para adaptarte a la velocidad del mercado sin sentirte abrumado, no intentes ser un experto en cada microtendencia. En su lugar, concéntrate en desarrollar un profundo entendimiento de los principios fundamentales que impulsan el mercado: las necesidades humanas, el valor del cliente, la comunicación efectiva y la innovación constante. Estas bases rara vez cambian.
Mantente informado de manera selectiva. Sigue a líderes de opinión relevantes en tu nicho, lee publicaciones clave de la industria y participa en comunidades donde se debatan las últimas tendencias. No necesitas adoptar todas las novedades, sino identificar aquellas que realmente agregan valor a tu negocio y a tus clientes.
Además, tu experiencia te enseña la importancia de la flexibilidad y la agilidad. Puedes construir un negocio que sea lo suficientemente maleable como para pivotar cuando sea necesario, sin perder tu esencia. Aprovecha tu sabiduría para innovar con propósito, no por simple novedad. Tu madurez te permite interpretar la velocidad del cambio con una visión más allá de lo superficial, convirtiendo lo que podría parecer un desafío en una poderosa herramienta para el éxito.
Rédigo Pernía

