Una de las barreras más comunes para los emprendedores de más de 50 años es la duda sobre la propia capacidad para crear un plan de negocio sólido. La idea de formalizar una idea, hacer proyecciones financieras precisas o establecer una estrategia clara puede parecer una tarea desalentadora, especialmente si hace tiempo que no te enfrentas a una hoja de cálculo o a la redacción de un documento estratégico. Sin embargo, esta preocupación subestima tus habilidades innatas y la experiencia que ya posees.
Es natural sentir cierta aprensión. Durante gran parte de tu carrera, es posible que otros se encargaran de estas tareas o que tus responsabilidades estuvieran más enfocadas en la ejecución. Ahora, la perspectiva de ser el arquitecto de tu propio destino empresarial, plasmando cada detalle en un documento formal, puede generar inseguridad. Puedes pensar que careces de los conocimientos «modernos» para hacerlo correctamente.
Sin embargo, tu trayectoria profesional te ha dotado de habilidades cruciales para esta tarea. Has gestionado presupuestos, planificado proyectos y resuelto problemas complejos. Tienes una comprensión intuitiva de cómo funcionan los negocios, de los riesgos y las oportunidades. Estas son las bases sobre las que se construye cualquier plan de negocio exitoso.
Para superar esta barrera, el primer paso es desmitificar el plan de negocio. No es un documento incomprensible, sino una hoja de ruta lógica para tu éxito. Empieza por lo básico:
- Clarifica tu Idea: ¿Qué problema resuelves? ¿Quién es tu cliente ideal? ¿Cuál es tu propuesta de valor única?
- Investiga tu Mercado: ¿Quiénes son tus competidores? ¿Qué tendencias existen?
- Define tu Estrategia: ¿Cómo llegarás a tus clientes? ¿Cuál será tu modelo de ingresos?
En cuanto a las proyecciones financieras, no necesitas ser un gurú de las finanzas. Puedes empezar con estimaciones realistas de ingresos y gastos, buscando asesoramiento si es necesario. Hay muchas plantillas y guías disponibles en línea para ayudarte.
Recuerda, no tienes que hacerlo todo solo. Busca mentores, acude a talleres o considera la posibilidad de contratar a un consultor de negocios para que te guíe. Tu experiencia te da una ventaja estratégica; solo necesitas formalizarla en un plan. La capacidad para crear un plan de negocio sólido no tiene fecha de caducidad; está arraigada en tu sabiduría y tu conocimiento del mundo real.
Rédigo Pernía

