Una preocupación muy válida para quienes consideran emprender después de los 50 es la disminución de la energía física y mental. El mito de que solo los jóvenes tienen la resistencia para las largas horas y el intenso esfuerzo que exige un nuevo negocio puede ser desalentador. Sin embargo, esta perspectiva ignora la fuerza, la experiencia y la inteligencia que la madurez aporta al mundo del emprendimiento.
Es cierto que el cuerpo y la mente pueden no responder de la misma manera que a los 20 o 30 años. Las noches sin dormir, el estrés constante y la multitarea pueden sentirse más exigentes. El temor a no poder mantener el ritmo o a que la salud se resienta es una inquietud legítima que debe abordarse con una estrategia consciente.
Pero la energía no se mide solo en la capacidad de trabajar 18 horas al día. Tu experiencia te ha enseñado a trabajar de manera más inteligente, no solo más duro. Posees:
- Enfoque Estratégico: Sabes priorizar y delegar, concentrando tu energía donde realmente importa.
- Gestión del Tiempo Eficiente: Has perfeccionado tus habilidades de organización y puedes optimizar tus horas productivas.
- Resiliencia Mental: Has superado innumerables desafíos y desarrollado una fortaleza mental que te permite manejar el estrés con mayor ecuanimidad.
- Conocimiento del Cuerpo: Eres más consciente de tus límites y de la importancia del autocuidado para mantener un rendimiento óptimo.
Para gestionar tu energía de manera efectiva, integra hábitos saludables en tu rutina emprendedora. Esto incluye una alimentación nutritiva, ejercicio regular, sueño adecuado y momentos de descanso y ocio. Considera el Tai Chi, la meditación o el yoga para mantener la calma y la claridad mental.
Además, no tienes que hacerlo todo solo. Construye un equipo de apoyo, delega tareas que consuman mucho tiempo y busca colaboradores que complementen tus fortalezas. La clave no es competir con la resistencia de los jóvenes, sino aprovechar tu sabiduría para construir un negocio sostenible y gratificante a tu propio ritmo. Tu energía es diferente, pero no menos potente; es simplemente más enfocada y consciente.
Rédigo Pernía

